lunes, 3 de noviembre de 2014

San Martín de Porres: milagros de fé



3 de noviembre: San Martín de Porres, el santito peruano milagroso!

Nació en Lima, Perú, el 9 de diciembre de 1579 y falleció el 3 de noviembre de 1639. Su proceso de beatificación terminó en 1962, bajo el papado de Pablo VI.

Es el primer santo mulato de América.



Conocido también como "el Santo de la escoba" por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad.
En el convento él barría y levitaba. tenía el don y poder de la bilocación. Se lo veía caminando por las calles en el pueblo y al mismo tiempo adentro del convento simultáneamente!
Milagroso, no?
También llamado el “Santo de los pobres”.



MILAGROS
Las historias de sus milagros son muchas y sorprendentes, estas fueron recogidas como testimonios jurados en los Procesos diocesano (1660-1664) y apostólico (1679-1686), abiertos para promover su beatificación. Buena parte de estos testimonios proceden de los mismos religiosos dominicos que convivieron con él, pero también los hay de otras muchas personas, pues Martín de Porres trató con gentes de todas las clases sociales.

Se le atribuye el don de la bilocación. Sin salir de Lima, fue visto en México, en África, en China y en Japón, animando a los misioneros que se encontraban en dificultad o curando enfermos. Mientras permanecía encerrado en su celda, lo vieron llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos o curarlos. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir" (levitando).


La levitación es uno de los fenómenos sobrenaturales que se da en algunos Santos como parte de sus milagros. Consiste en el levantamiento, el mantenimiento y el desplazamiento en el aire del cuerpo humano o de diversos objetos, sin apoyo visible y sin la acción manifiesta de alguna fuerza física.
Según los testimonios de personas que han visto levitar a santos (despegarse del cielo y volar), el fenómeno se producía en momentos en que caían en un fuerte éxtasis amoroso por Dios, Jesucristo o María, y se levantaban del suelo perdiendo la noción del tiempo y el espacio. Algunos de los casos más conocidos son: San José de Cupertino, San Gerardo Majella, San Pablo de la Cruz, y San Martín de Porres, entre otros.



Se le atribuyó también el don de la sanación, de los cuales quedan muchos testimonios, siendo los más extraordinarios la curación de enfermos desahuciados. "Yo te curo, Dios te sana" era la frase que solía decir para evitar muestras de veneración a su persona.

Según los testimonios de la época, a veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan solo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Normalmente los remedios por él dispuestos eran los indicados para el caso, pero en otras ocasiones, cuando no disponía de ellos, acudía a medios inverosímiles con iguales resultados. Con unas vendas y vino tibio sanó a un niño que se había partido las dos piernas, o aplicando un trozo de suela al brazo de un donado zapatero lo curó de una grave infección.

Muchos testimonios afirmaron que cuando oraba con mucha devoción, levitaba y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo Virrey que iba a consultarle (aún siendo Martín de pocos estudios) tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis.

Otra de las facultades atribuidas fue la videncia. Solía presentarse ante los pobres y enfermos llevándoles determinadas viandas, medicinas u objetos que no habían solicitado pero que eran secretamente deseadas o necesitadas por ellos. Se contó además entre otros hechos, que Juana, su hermana, habiendo sustraído a escondidas una suma de dinero a su esposo se encontró con Martín, el cual inmediatamente le llamó la atención por lo que había hecho. También se le atribuyó facultades para predecir la vida propia y ajena, incluido el momento de la muerte.

De los relatos que se guardan de sus milagros, parece deducirse que Martín de Porres no les daba mayor importancia. A veces, incluso, al imponer silencio acerca de ellos, solía hacerlo con joviales bromas, llenas de donaire y humildad. En la vida de Martín de Porres los milagros parecían obras naturales.

En algunos momentos de su vida, tuvo que lidiar con el mal (diablo); especialmente en el día de su muerte, donde finalmente el diablo terminó siendo vencido.

Se le reputó control sobre la naturaleza, las plantas que sembraba germinaban antes de tiempo y toda clase de animales atendían a sus mandatos. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hacía comer del mismo plato a un perro, un ratón y un gato en completa armonía.

Al desencarnar, la casa donde se encontraba su cuerpo se llenó de un buen aroma, según el testimonio de quienes presenciaron su muerte.
Cosas metafísicas sin mucha explicación.

¡Que San Martín de Porres nos guíe con su luz y nos bendiga hoy en su día y siempre!
¡Bendiciones!



Patricia Gallardo

Facilitadora de la enseñanza espiritual para el alma. 

Conductora de RADIO y TV

Conferencista internacional (Ver más aquí )


Metafísica Miami





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